LIBERTAD Y AMOR

LA LIBERTAD DE AMAR 

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en derechos. La Declaración Universal de Los Derechos Humanos no puede ser discutida por dogmas, mitos y maximalismos dialécticos. 

En este mundo de valores se impone el pluralismo sin retroceder, ni un milímetro, en el reconocimiento de la igualdad y la libertad. Nunca pueden llegar por la vida de la ficción o de la fe a negar los valores fundamentales de la convivencia humana.

La diversidad abarca las innumerables facetas del ser humano. Sus sentimientos, sus creencias, sus ideales, sus inclinaciones emocionales y su forma de exteriorizarlas a través de la sexualidad son absolutamente respetables si de verdad se cree que el hombre esta por encima de los dogmas e imposiciones de los que no se comparten sus tendencias. La tolerancia es un signo diferencial de la capacidad racional del ser humano. 

La homosexualidad es tan natural en el ser humano como su propia estructura corporal. Desde tiempos inmemorables, las tendencias sexuales y sobre todo los afectos personales se han depositado libremente en aquellos seres hacia los cuales se siente amor, simpatía y deseos de compartir vivencias personales. 

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